La Plataforma Ciudadana por la Igualdad reclama que se realice una investigación seria, y asegura que si esos datos se dan a conocer serían un escándalo internacional.
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LIVG: Condenan a un chico gay por agredir sexualmente… a una chica
Cuidado con este tema porque es bastante serio y no queremos pasarnos de la raya. Pero el caso de Joan Cardona nos ha dejado entre la sorpresa, la indignación y el no saber qué decir. Y que a nosotros nos pase eso ¡es mucho!
El 19 de noviembre de 2012 una chica de 26 años llegaba a su casa y vio como un chico aparcaba una moto. Al entrar en el portal, el chico se puso tras ella, que le dejó entrar (pensando que iba al mismo edificio). Una vez dentro él le cortó el paso, la cogió por los brazos, le apretó un pecho y la zona genital por encima de la ropa. Los gritos de la chica hicieron que el agresor huyera.
Unos días después la chica, que trabajaba en un supermercado, aseguraba haber reconocido a su agresor. Le hizo una foto y lo denunció.
El chico al que denunció es Joan Cardona, de 27 años. Y es gay.
Joan Cardona y su hermana Lourdes (Foto de Andreu Puig)
Desde el primer momento Cardona no ha ocultado que es gay y ha aportado pruebas exculpatorias suficientes para que el juez tuviera dudas sobre la autoría del delito de agresión sexual. Desde el hecho de que ni tiene moto ni carnet de moto (al juez le dio igual porque “podría haber usado una moto prestada” -sí, ahora las sentencias judiciales se basan en lo que podría haber pasado-), hasta el testimonio del hermano de Joan y la compañera de piso de éste que estuvieron cenando con él en el momento en que ocurrió todo.
Pero lo más sangrante es, en realidad, el hecho de que el motivo por el que el juez ignoró totalmente el hecho de que Joan es gay (pasándose por el arco del triunfo el testimonio de un ex novio de Joan): “En el ámbito de las tendencias sexuales las posibilidades son múltiples“. Dando a entender que aunque Joan sea homosexual, puede perfectamente sentir el impulso de agredir a una mujer.
¿A ti te pasa? Porque a mí no. Como denuncia Joan, el problema es que “cuando eres heterosexual no hay ninguna duda, pero cuando eres homosexual lo tienes que demostrar“.
Joan ha sido condenado a tres años de cárcel por el juez del apoyo del Juzgado Penal 8 de Barcelona, cuya sentencia ha sido ratificada por la sección 21 de la Audiencia de Barcelona, a la que la hermana de Joan acusa de haber hecho un “cortar y pegar“. Pero, como denuncia Joan y su familia, da la sensación de que ninguno de los jueces se ha mirado la documentación aportada y basan la condena única y exclusivamente en la identificación de la víctima porque “la rotundidad que la víctima ha demostrado en la descripción de la agresión se repite en la identificación del culpable“. Teniendo en cuenta que la chica primero dijo que no conocía al agresor, luego que sí lo tenía visto del barrio (cuando lo identificó como Joan) y que se confundió en la descripción de la cazadora, la altura y la longitud del pelo… Nos gustaría que ese juez nos explicara su concepto de “rotundidad“.
Joan, que asegura que en el momento en que la chica sufrió la agresión (hecho que no pone en duda aunque no se presentara parte médico) estaba enviándose mensajes amorosos con otro chico. El chico y su familia han enviado el caso al Tribunal Constitucional, para que revisen lo que ellos denuncian como una vulneración de sus derechos. El recurso ante el Constitucional no paraliza el cumplimiento de la pena y Joan está en tratamiento psicológico y asegura que “ya estoy pasando la condena aunque no esté en prisión todavía, pero sí que me veo en ella“.
Lourdes, la hermana de Joan, asegura que este caso es “un error nefasto de un sistema judicial ineficiente y por eso queremos que todo el mundo sepa que mi hermano no ha hecho nada. Queremos una reflexión sobre el sistema judicial y la presunción de inocencia en nuestro país.“
Aunque les puede costar una pasta, la familia asegura estar dispuesta a llevar el caso al Tribunal de Estrasburgo. El hashtag #justiciaparaJoan se está extendiendo en las redes sociales, reclamando que el caso sea revisado y se respete la presunción de inocencia del chico.
Fuente: http://estoybailando.com/condenan-a-un-chico-gay-por-agredir-sexualmente-a-una-chica/
La ley contra el maltrato ha discriminado al hombre
La acogida está siendo buena. Aquí no solo llaman hombres, sino también madres, hermanas o nuevas compañeras pidiendo ayuda, porque ellos están tan mal que no quieren ni hablar, igual que les pasa a las mujeres maltratadas. La diferencia es que la ley ampara a la mujer al cien por cien y al hombre lo ha discriminado al cien por cien.

El texto considera que la mujer, de por sí, está por debajo del hombre. Nos trata como si fuéramos tontas, porque presupone que siempre estamos subyugadas al hombre, y para mí eso es una humillación. Y además considera que una pelea en un matrimonio es violencia de género. A un hombre pueden caerle varios meses de cárcel por llamar “tonta” a una mujer, mientras que si se lo llama ella a él no le pasa nada o, como mucho, se le impone una multa de 30 euros. Es como si ellos, por el hecho de ser hombres, ya fueran potenciales criminales.¿Cuál es el problema, que los hechos leves sean considerados maltrato o que solo ocurra esto cuando la mujer es la víctima?
Lo segundo. Cuando es la mujer quien lo ejerce sobre el hombre, no es maltrato. ¿Por qué? ¿Es que no somos iguales ante la ley? ¿O las mujeres no queremos ser iguales? Si es así, tendrán que tratarnos exactamente igual. Yo no quiero que me traten de forma diferente a un hombre o que crean que, por ser mujer, estoy sometida a él.
Entonces, ¿no somos iguales ante la ley?
En absoluto, y las diferencias de trato están generando más violencia. Eso provoca, además, que los temas civiles se están viendo en los juzgados de violencia de género, que no tienen experiencia en derecho de familia y se están saturando.
¿Qué tipo de casos se le presentan con más frecuencia?
Por ejemplo, tengo un caso en el que los dos se han lesionado mutuamente, pero a él lo consideran como a un maltratador y a ella no. Está desesperado y en tratamiento psiquiátrico, pero los jueces no hacen caso de sus informes y sí de los de ella. En otra ocasión, una mujer denunció a su ex por malos tratos un año después de divorciarse para que el caso se trasladara a los juzgados de Violencia de Género y así poder quedarse con el piso.
¿Cuáles son las consecuencias?
Cuando a un hombre le consideran un maltratador, la sociedad lo relega. Nadie quiere acercarse a él. La familia sufre unos calvarios impresionantes. Y además hay compañeros abogados que, en lugar de apaciguar, echan más leña al fuego.
¿Tan mal están las cosas?
La ley está fuera de lugar, pero porque está siendo mal utilizada por las mujeres y por los profesionales. La ley tiene que usarse para lo que de verdad es maltrato, no una mera discusión de pareja. A las que de verdad están maltratadas les cuesta muchísimo salir a la luz y, cuando lo hacen, toman otra actitud; no se van de cañas nada más salir del juzgado. Y, por otro lado, los juzgados de Violencia de Género se están saturando y están tardando más de un año en resolver asuntos que llevarían unos pocos meses en el Juzgado de Familia.
Pero antes de la Ley Integral ya había quien criticaba las leyes porque consideraba que favorecían a la mujer.
Las mujeres siempre nos hemos quejado de que los hombres no nos ayudan, y ahora que lo quieren hacer les decimos que no. ¿Por qué? Porque, en igualdad, si hubiera un divorcio no nos quedaríamos con todo. Es un error. Yo les aconsejo que liquiden gananciales en el momento y que lo dejen todo zanjado, porque si siguen viviendo pendientes de ese asunto no van a descansar, por no hablar del rencor que transmiten a los hijos.
Si la sociedad victimiza a la mujer, ¿la igualdad significaría victimizar al hombre?
Lo mejor para evitar victimizaciones es la mediación, que permite que las cosas se apacigüen, se llegue a acuerdos y eso termina cumpliéndose. Pero tenemos que ir con calma, no con odio ni contra el otro, ya sea hombre o mujer. Lo mismo que vas libremente a casarte, tendrías que ir libremente a divorciarte, sin ánimo de hacer daño al otro.
Lo que está pasando, ¿es un problema de educación?
Sí, esto viene desde la escuela y desde el propio hogar de los menores. Mientras no haya una educación de igual a igual, no hay nada que hacer. Hay roles que pueden admitir perfectamente el uno o el otro, pero siempre desde el trato de igual a igual.
Y los jueces, ¿como actúan?
Unos se involucran y otros no se complican la vida y cumplen la ley a rajatabla. Además, a veces tampoco pueden valorar bien las cosas porque hay un gran atasco. Su posición es muy difícil y hay una presión social brutal. Cada vez que una mujer muere y el hombre ha sido denunciado o acusado, y el magistrado lo ha dejado en libertad por falta de pruebas, echan en cara al juez el asesinato. Por eso algunos, después de haber pasado por esas experiencias, no quieren complicarse la vida.
Pero la ley se hizo para proteger a la mujer…
Sí, pero no había ninguna razón para dejar de proteger al hombre. El error está en pensar que solo hay que protegerlas a ellas, cuando habría que proteger a aquel sujeto que sufre maltrato.
¿Tienen miedo a denunciar los hombres maltratados?
Algunos lo hacen, pero saben que su caso no va al juzgado de violencia, sino al de instrucción, donde se mezcla con otros de peleas en la calle o robos, mientras que cuando las que denuncian esos hechos son ellas se dirime en los juzgados de Violencia de Género. Solo hay estadísticas de juzgados de violencia contra la mujer, cuando tendría que haber estadísticas conjuntas, ya sea del hombre hacia la mujer o viceversa. Cuando ambos denuncian los mismos hechos, a ella se la somete a un juicio de faltas y, a él, a uno sobre violencia y con una orden de alejamiento. Y el atasco ha llegado a provocar que la notificación de la orden llegue tarde en algún caso, con lo que un hombre puede acercarse a la mujer protegida sin saberlo y ser detenido sin saber por qué.
¿No dictan órdenes de alejamiento a las mujeres en situaciones análogas?
Ahora están empezando a hacerlo. Yo las he pedido recíprocas en algunos casos, porque si un hombre con una orden de alejamiento está tan tranquilo en un bar y ella se acerca, tiene que salir corriendo.Así que si ella quiere que le detengan no tiene más que acercarse y llamar a la policía. Tengo otro cliente que tiene la pulsera puesta porque ella le ha denunciado y no puede trabajar, ya que ella trabaja cerca y no puede hacerlo con la orden de alejamiento. Ese juez le ha quitado el derecho al trabajo. Se están creando situaciones muy injustas. Ellos no pueden saber dónde está ella en cada momento. Estos casos son mucho más frecuentes de lo que parece y están creando mucho odio.
¿Qué solución propone?
La ley no está pensada para generar igualdad. Eso hay que combatirlo tratando jurídicamente por igual a ambos; es decir, manteniendo la misma ley, pero aplicándola a ambos sexos. Bajarían muchísimo los litigios por violencia. Pero estoy luchando a contracorriente.
¿Le salen muchos clientes?
Sí. Además, me encuentro casos sangrantes, como un hombre a quien le ha dado una embolia y no puede moverse. Su mujer le quita el teléfono, no le da de comer, no le deja salir de casa, se hace con su cuenta corriente… Ese hombre está sufriendo un maltrato, pero eso no va a los juzgados de Violencia, porque solo son para la mujer.
¿Se dan más casos entre parejas jóvenes?
A las mujeres de mi generación nos educaron para aguantar. En las nuevas generaciones, depende de lo que les hayan inculcado en casa. Cuando teienes pareja, haces lo que hayas visto hacer a tus padres, a no ser que pienses de otra manera y veas que eso está mal. Mi madre me dijo que nunca dejara de trabajar para que el hombre nunca pudiera echarme en cara que el dinero lo traía él a casa. El dinero da independencia y no hay por qué estar sometida a nadie. Pero algunas mujeres denuncian, consiguen las ayudas previstas para mujeres maltratadas y luego vuelven a juntarse con sus ex parejas. Y las estadísticas no entienden de matices.
¿Qué supone para un hombre que lo acusen de maltrato?
Un estigma para toda su vida; los tratan peor que a los etarras. Cuando detienen a un hombre acusado de malos tratos y me llaman para que vaya a defenderlo, me dejan hablar con él dos minutos en el calabozo y en muchos casos no sabe ni de qué se le acusa, pero ella se lo sabe todo. Ni siquiera se dan las condiciones apropiadas para llevar a cabo su defensa.
Entonces, ¿la ley no ha servido para nada?
La ley ha intentado arreglar el problema sin conseguirlo, porque siguen las estadísticas de mujeres muertas a manos de hombres. Pero cuando una mujer mata a un hombre, casi siempre se dice que él la estaba maltratando antes. ¿No puede ser que ella le estuviera maltratando ya? Eso sí se plantea cuando es él quien la mata a ella. Y cuando un hombre dice que una mujer le maltrata, se ríen de él hasta en la comisaría. E incluso a algunos les han dicho los agentes que no denuncien porque tienen la ley en su contra, ya que en cuanto la llamen a declarar a ella y pueda prepararse con un abogado puede acusarle a él de malos tratos, y es el hombre quien tiene todas las de perder.
¿“VIOLENCIA DE GÉNERO”? ¡VAYA TIMO!
El próximo 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, se cumplirán once años de la ley más perversa de las aprobadas en España en lo que va de siglo XXI.
La Ley de Violencia de Género (LVIOGEN) viola multitud de derechos constitucionales: igualdad, presunción de inocencia, dignidad de la persona, recurso de habeas corpus, y tutela judicial efectiva; cuestiones que a pesar del tiempo transcurrido, salvo los damnificados, familiares y amigos; la mayoría de la población española continúa sin querer tener en cuenta y suele mirar para otro lado.
En este ámbito la corrupción, es lo más común, para la cual es imprescindible la entusiasta colaboración de jueces, fiscales, secretarios judiciales, abogados, forenses, psicólogos, y un largo etc. que obtienen pingües beneficios del sufrimiento de cientos de miles de hombres, y de sus familias.
La LVIOGEN legalizó el linchamiento, la vejación sistemática, y el castigo a los varones, «por el hecho de serlo», en las relaciones familiares y conyugales. La VIOGEN impone penas más severas a los hombres, cuando incurren en el mismo ilícito penal que las mujeres; y priva de la presunción de inocencia a los varones españoles. Según la LVIOGEN casi todo es considerable como delito de «maltrato», si el sujeto activo es varón, insisto: todo, pues la norma invierte la carga de la prueba.
¿Cómo es posible, pues, que el Congreso de los Diputados aprobara semejante engendro?
La Ley de Violencia de Género se aprobó al dictado del lobby feminista al que los políticos no deseaban contradecir, so pena de ser tildados de falócratas, machistas, misóginos, cómplices de los maltratadores, y lindezas por el estilo y “suicidarse” políticamente… Pese a que por entonces, existían mecanismos legales específicos contra los denominados «malos tratos en el ámbito doméstico».
La primera cuestión de inconstitucionalidad a la Ley de Violencia de Género la planteó en julio de 2005 una mujer, la magistrada de Murcia, María Pozas, al verse obligada a mandar a un hombre a la cárcel tras discutir con su esposa. La magistrada afirmaba que imponer penas distintas en función del sexo del agresor es claramente inconstitucional, al generar desigualdad penal por el mero hecho de ser hombre…
También los Fiscales de Violencia doméstica afirmaron que la LVIOGEN no debía incluir ninguna mención a la denominada «discriminación positiva», por entender que ello implica la violación del art. 14 de nuestra Constitución.
Igualmente, el Consejo General del Poder Judicial redactó un informe demoledor en contra del proyecto de Ley de Violencia de Género.
Una vez conseguido el aval del Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo, en una de sus sentencias acabó «de un plumazo» con la presunción de inocencia recogida en el artículo 24 de la Constitución, decidiendo que «basta el testimonio de la víctima aunque no haya otros testigos del hecho para fundamentar la condena contra el marido».
Cualquiera que esté en contacto con la terrible realidad de las rupturas matrimoniales, los pleitos por la custodia de los menores, los pleitos por la liquidación del régimen económico de gananciales, sabe hasta qué extremos la ley ha envilecido cualquier afecto conyugal.
Desde la entrada en vigor de la LVIOGEN han sido procesados en España más de 1.500.000 hombres denunciados «malos tratos»- y juzgados en tribunales de excepción, donde se procesa exclusivamente a hombres- de las que alrededor del 85% son denuncias falsas o abusivas, según el estudio llevado a cabo por el ex magistrado Francisco Serrano y algunos juristas de reconocido prestigio. La mayoría de los denunciados, además de ser detenidos ilegalmente, por una simple denuncia, se les impone medidas cautelares desproporcionadas: órdenes de alejamiento, expulsión inmediata del domicilio, suspensión del régimen de comunicación y estancias con sus hijos, y la anotación de sus nombres en un registro central de maltratadores. Todo esto antes de haber sido juzgados y, generalmente, antes de haber sido siquiera escuchados.
Una vez etiquetado el varón como «maltratador», antes o después de ser juzgado, puede ser acusado de otros delitos mucho más graves: delitos contra la libertad sexual en el ámbito de la pareja o incesto, de los que se ocuparán también los juzgados de Violencia de Género, aplicándosele la presunción de culpabilidad hasta el infinito. El «maltratador», se convierte automáticamente en culpable de cualquier otro delito que se le desee imputar. Lo cual conduce hombres inocentes a ser destruidos como ciudadanos: más de un millar de suicidios anuales de varones por esta causa.
Las acusaciones por «malos tratos» planean sobre la mayoría de los procesos de divorcio, y muchos abogados los utilizan como elemento de presión. Con una simple denuncia, el expediente de separación pasa del Juzgado de Familia, civil, al de Violencia de Género, penal.
La primera conclusión que se saca tras la lectura de la perversa ley es que, quienes han tenido la triste suerte de nacer con pene, en España, son ciudadanos de segunda categoría, culpables, no se sabe bien de “qué” mientras no logren demostrar lo contrario. También subyace la idea de que las mujeres nunca mienten. Al entender de los legisladores, las mujeres nunca denuncian falsamente. Las mujeres, según la LVIOGEN, siempre dicen la verdad, motivo por el cual es impensable que denuncien falsamente a su esposo, novio, compañero, con intención de causarle algún daño.
El repertorio de acciones masculinas calificables como “violencia de género” incluye desde proferir palabras soeces o malsonantes, expeler una ventosidad, zarandear a una mujer, empujarla… hasta ejercer violencia física, puntualmente, o de manera ocasional; o el “cajón de sastre” donde todo cabe, y que nombran como “violencia psíquica” (lo común es que lo llamen violencia “psicológica”, que se supone que debería significar la “violencia que ejercen los psicólogos”).
Lo que narre una mujer ante el Juez, la Policía, o la Guardia Civil, dependerá del daño que pretenda infligirle a su compañero… Da igual si es o no verdad, pues siempre –salvo honrosas excepciones- se encontrará con un juez que considere ciertas sus afirmaciones, y falaces las del denunciado. Otras veces contará con el apoyo entusiasta del Equipo Técnico Psicosocial adscrito a los mencionados juzgados de excepción, que certificarán que posee todos los rasgos de mujer maltratada, y su compañero de un cruel abusador… y si no, todavía queda la valiosa colaboración de algún médico, o médico forense.
En esta terrible tragicomedia, es importante la intervención de los “abogados del turno de oficio de género”, algunos de los cuales harán todo lo posible por convencer al denunciado de que firme una sentencia “de conformidad”, por sugerencia de la fiscalía, si quiere salir de aquello que llaman “palacio de justicia” cuanto antes, y con una sanción leve, pues está perdido irremediablemente, diga lo que diga… Lo cual ocurre en múltiples ocasiones, sobre todo si se ha dado otro factor de especial importancia: cuando un hombre es denunciado por supuestos malos tratos a su compañera, es detenido y encarcelado en los calabozos de la Guardia Civil, o de la Policía, saltándose todas las normas legales, tales como el derecho al “recurso de habeas corpus”; y si la detención se efectúa el viernes, es seguro que el hombre pase todo el fin de semana en el calabozo, y sea puesto a disposición del juez (en algunos casos ni eso) el lunes siguiente. En tales casos, hacer que el detenido firme lo que se le ponga por delante, y se declare culpable de un delito que no ha cometido, está “chupado”. Por supuesto, estos abogados normalmente tienen alzheimer selectivo, y no le cuentan al denunciado que al firmar la sentencia “de conformidad” renuncian a cualquier posibilidad de recurso.
Y… ¿Qué ocurre cuando los que los embustes son de tal magnitud que, la falsaria se contradice y se salen de ojo? Pues muy sencillo, para evitar que el perjudicado pueda reclamar alguna compensación, el juez de turno decretará su absolución “por falta de pruebas”, que no es lo mismo que declararlo inocente.
En los Juzgados -de excepción- de Violencia de “Género” consideran que las denuncias de una mujer -o de un menor- por malos tratos o abusos siempre son veraces, y que ninguna mujer ni ningún niño miente en tales casos. Y quien piense lo contrario es que se está dejando llevar por estereotipos machistas y patriarcales.
Generalmente, los jueces, atemorizados por el enorme poder de sus seguidores de la perspectiva “de género” y sus trovadores y aduladores, dictan de forma apresurada medidas cautelares, impidiendo al denunciado el contacto con sus hijos, a riesgo, claro está, de que posteriormente se descubra que el alejamiento era injusto y que éste era el propósito de la madre denunciante.
Desgraciadamente, meses o años de incomunicación desembocan en rupturas de los lazos entre padres e hijos, o alejamientos de por vida.
Estamos hablando de un salvaje retroceso en los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución Española de 1978, de la que pronto celebraremos su trigésimo séptimo aniversario, que todos los días se les niega a la mitad de la población por haber nacido con pene. La liberticida y totalitaria LVIOGEN es la culminación de una doctrina que se ha instalado en España y goza de omnipresencia en las instituciones del Estado de Derecho. Una ideología que se llama feminismo de género. Un régimen político, al fin y al cabo, que solo la “sociedad civil” puede derrocar, pues cualquiera que esté bien informado debe de tener en cuenta que las soluciones no vendrán desde la esfera política. Solo la sociedad civil, con su reacción, puede impedir que lo «inverosímil» se adueñe definitivamente de nuestras vidas.
Fuente: http://www.alertadigital.com/2015/09/21/violencia-de-genero-vaya-timo/
España en el punto de mira de Europa por las falsas denuncias de malos tratos
Un vídeo emitido por una productora danesa, del que se ha «colgado» un resumen en internet, ha levantado de nuevo la polémica sobre las denuncias falsas por violencia de género. Bajo el título «Acusaciones falsas en España», el documental alerta del doble filo de una ley que podría haber hecho un mal cálculo a la hora de querer equilibrar la balanza. Si algo se puede decir de dicha producción audiovisual es, al menos, que es escandalosa y, por añadidura, que choca frontalmente con los datos oficiales.
Las cifras son totalmente contradictorias y se alejan mucho unas de otras, las oficiales de las que proporcionan las asociaciones y el polémico vídeo.
El Ministerio de Igualdad, al que este periódico se dirigió con motivo de la redacción de este artículo, no quiso hacer declaraciones al respecto. Su único argumento fue la directa remisión a los datos vertidos por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Sin embargo, fuentes de este órgano de gobierno con las que también habló LA RAZÓN admitieron que «esta estadística no estaba tipificada». «Existen datos de las denuncias realizadas, de las que han sido condenatorias y de las que han sido absolutorias, pero no hay una cifra concreta sobre denuncias falsas».
A pesar de esa «ausencia» de estadísticas, el CGPJ sí cuenta con datos que permiten hacerse una idea sobre la exageración de la mencionada producción audiovisual. En el primer trimestre de este año, se produjeron 32.452 denuncias por violencia de género, lo cual proporcionaría una media de 361 denuncias diarias. Es evidente, aunque sólo sea por la más simple lógica, que no pueden ser falsas 350 de ellas.
No obstante, la ley dejó servida la polémica y se ha venido repitiendo desde hace ya algunos años. Diferentes magistrados como Francisco Serrano, presidente y juez titular del Juzgado de Familia nº7 de Sevilla y pionero en esta acusación social, han denunciado, en multitud de ocasiones, esta discriminación positiva.
Para Domingo González Alonso, portavoz de la Asociación Ambos, organización que trabaja por la igualdad de género, la realidad es cristalina. Según los datos de su último estudio, «cerca de un 80 por ciento de las denuncias por violencia de género son falsas». Sin embargo, un informe emitido por el CGPJ en noviembre de 2009 aseguraba que las denuncias falsas ocupaban un pequeño porcentaje del total de las acusaciones por violencia doméstica. En concreto, el citado estudio del CGPJ afirmaba que «sólo una de cada 530 resoluciones judiciales analizadas podía considerarse como tal y que un 84,1 por ciento de las sentencias son condenatorias».
En opinión de González, «esta ley es inconstitucional porque rompe el principio de igualdad y deja de lado la presunción de inocencia».«Es una herramienta enorme en manos de la mujer que está promocionando la desigualdad».
Por su parte, Jaime Tapia, magistrado de la Audiencia Provincial de Vitoria, considera que el problema no está en la ley. «La solución no está en volver al sistema anterior, sino en dotar a los órganos de más medios que permitan analizar cada caso con más cautela. Se necesita el apoyo de expertos del ámbito social y psicológico». «A veces, las decisiones se toman con cierta premura. Se oye a uno y a otro y no se contrasta con otros expertos. Es aquí cuando se puede poner en peligro la presunción de inocencia que, por otro lado, es perfectamente compatible con las medidas cautelares», advierte Tapia.
Cásate con un español
González insiste en que muchas mujeres se aprovechan de esta ventaja legislativa. «Hay foros en internet en los que las mujeres dan consejos para hacer negocio con esta ley. Textos como “cásate con un español, que te dan una casa y te quedas con todo” están a la orden del día en la red», relata el portavoz de Ambos.
«Las asociaciones magnifican mucho los datos. Las denuncias falsas desgraciadamente existen y es bueno que los afectados lo digan, pero el número de casos no es muy elevado», afirma Tapia. «Además –prosigue el experto– de las denuncias no condenatorias, muchos casos se producen porque ellas se retractan debido al síndrome de la mujer maltratada, la dependencia emocional o económica, o motivadas por otras razones como los hijos, la familia, etc».
Sea cual sea el número de afectados, la realidad incuestionable es que hay hombres que sufren a consecuencia de esta ley que, como admite el magistrado de Vitoria «puede, por haber intentado equilibrar la situación, haber ido demasiado lejos legislativamente».
Difícil de demostrar
Otra de las preocupaciones de los afectados es que, según González, «las mujeres que mienten no son castigadas, o tienen que pagar una cantidad mínima», circunstancia que Tapia desmiente alegando, en primer lugar, que «ya se están produciendo casos de mujeres condenadas» y, en segunda lugar, que «la denuncia falsa es un delito muy difícil de demostrar».
No sólo la Asociación Ambos reclama la igualdad ante la ley. También otras organizaciones como la Asociación Nacional de Afectados del Síndrome de Alineación Parental (Anasap) llaman la atención sobre la necesidad de que la custodia sea compartida. «Una de las formas de boicot es que uno de los padres ponga en contra del otro al niño y le eduque en el odio hacia el otro progenitor», indica Francisco Fernández, portavoz de Anasap.
En España, el porcentaje de custodia paterna es muy pequeño (en torno al 4 por ciento) y la custodia compartida sólo se aplica en las comunidades autónomas de Aragón y Cataluña. «Pese a que la Constitución establece el principio de igualdad ante la ley, cuando se producen los divorcios este principio se rompe», reclama Fernández. «La custodia compartida es la fórmula más justa para padres y niños y evita el síndrome de alineación parental», concluye el portavoz de Anasap.
Segundas esposas, en pie de guerra
Un colectivo de mujeres, denominado “Segundas Esposas”, llevará a cabo manifestaciones ante las puertas de distintos juzgados para mostrar su desacuerdo con lo que consideran parcial aplicación de la ley contra la “violencia de género”.
Según sus componentes, en determinadas situaciones no es cierto aquello de la igualdad entre hombres y mujeres ante la ley toda vez que se mantiene la “discriminación judicial”. Y ponen un ejemplo: Manuel presentó denuncia contra su mujer por amenazas de muerte. La única actuación hasta el momento ha sido la de un juicio de faltas contra ella. Pero dan por sentado que si el denunciado por la misma causa fuera él, “seguro que Manuel tendría una orden de alejamiento y cárcel”. Por tanto, la ley debe revisarse en cuanto que perjudica al varón aunque, con posterioridad, se descubra la falsedad.
Y como los hablantes son los dueños de la lengua, se va imponiendo en nuestra sociedad la construcción “violencia de género” sobre las específicas “violencia machista” y “violencia femenina”. Aceptaré la primera siempre que por “género” entendamos el tipo (hombre o mujer) al que pertenece el sujeto actuante (quien agrede), pues violencia de género hay cuando cualquiera de ellos es el agresor. Por tanto, no puede circunscribirse al varón, tal como se generaliza hoy. Además, como en estos casos que “Segundas Esposas” denuncian, la violencia no necesariamente ha de ser física en cuanto que también se ejerce cuando se desestabiliza psicológicamente a una persona hasta convencerla de su inutilidad o torpeza extremas, de su dependencia respecto al agresor e, incluso, a través de palabras insultantes, desprecios continuados o ridiculizaciones ante hijos y amigos.
Es condenable –sin peros- la violencia del hombre sobre su mujer. Pero hay casos de falsas denuncias contra exmaridos que ya rehacen su vida.
La violencia de género es uno de los males presentes en nuestra sociedad. Con frecuencia conocemos noticias relacionadas con ella y que aparejan, las más de las veces, la muerte de la mujer (violencia machista). Aquella se convierte en víctima a causa, por ejemplo, de irracionales sentidos de la propiedad por parte del hombre (“O mía o de nadie”); o porque no acepta que su exmujer tiene natural derecho a rehacer su vida, separada ya de una relación infernal.
Tal violencia la sufren también los hijos, impactados testigos a quienes desequilibran insultos y agresiones no solo ya sobre la madre sino, incluso, sobre ellos mismos si intervienen a su favor. (Conocí a dos alumnos en estas circunstancias: ambos, a través de los abuelos paternos, denunciaron al padre pues se habían interpuesto físicamente para defender a su madre de la agresión. Como consecuencia, necesitaron asistencia médica. Después, y durante muchos meses, se encerraron en un profundo aislamiento que los llevó a romper con todo y con todos. Por suerte, cuando abandonaron el instituto ya habían recuperado cierta “normalidad”.)
Pero también se da el caso contrario, como denuncian “Segundas Esposas”. La asociación reclama que también se castigue a la exesposa que acusa a su pareja con falsos testimonios. Porque mientras todo se investiga algunos hombres sufren detenciones, cárcel e, incluso, hasta se ven obligados a abandonar sus puestos de trabajo por el desestabilizador desprecio de sus compañeros.
Recuerdo una falsa acusación contra un hombre. Su mujer lo había denunciado por maltrato. Pasó once meses en la cárcel. Lo cual, obviamente, significó la pérdida de su puesto de trabajo y el hundimiento de su inicial proyecto industrial. Como la denuncia había sido aceptada, y el hijo de la pareja la dio como cierta, se quedó solo. Su mujer, ya diva televisiva, cayó en un exceso: volvió a presentar denuncia por la misma causa –maltrato-, pero el juez descubrió falsedad y trama delictiva: el marido se encontraba en la cárcel ese día, precisamente por la anterior denuncia. Luego, el dictamen del forense sobre las lesiones que mostró la acusadora: “Están todas situadas en […] zonas accesibles para la interesada”. Además, “las heridas […] son difícilmente producidas en una acción de forcejeo”. (¿Recuperó honor este hombre, dignidad, honradez, decencia, reputación y respetabilidad que le fueron arrebatados cuando el juez –según las denuncias- dictó la orden de encarcelamiento?)
En algún periódico también leí dos noticias que vienen a colación. Una: hay mujeres que denuncian –a veces por indicación de algún pariente letrado- una inexistente agresión el viernes por la tarde y, así, su pareja pasará el fin de semana en los calabozos, entre rejas (¡demoledora venganza!). Otra: a pesar del famoso código deontológico, una abogada recomendó a la clienta falsas denuncias contra su marido, como así afirman dos hermanas del denunciado. Ambas, ante la letrada de su cuñada, se hicieron pasar por mujeres en las mismas condiciones que aquella y, así, recibieron la misma recomendación.
Si el rompimiento de la relación por parte del hombre no se produce de mutuo acuerdo y por supuesto, sin violencia, alguna mujer puede sentirse herida en su amor propio. Por tanto, deseos de venganza, represalia y revancha quizás dominen su mente y le ofusquen el raciocinio. En este caso el varón lleva las de perder, pues la ira incontenida de su ex le puede hacer bastante daño como así, por ejemplo, denuncian algunos hombres y se desprende del caso arriba mencionado.
Situación que impacta directamente en la segunda mujer, la nueva pareja. La convivencia puede convertirse también en un infierno pues él está tocado, muy afectado, quizás hasta irascible con su entorno. A fin de cuentas vive en sociedad, y pesa sobre él ya no solo una denuncia sino, y sobre todo, la sospecha de que no sea tan angelical como aparenta. Si ella tiene hijos jóvenes, ¿cómo entenderán la situación? ¿Desconfiarán acaso?
Es condenable –sin peros- la violencia del hombre sobre su mujer. Sin embargo, hay casos de falsas denuncias contra exmaridos que ya rehacen su vida. Porque también ellos tienen derecho a que se investigue exhaustivamente la acusación antes de la detención y, por supuesto, de su encarcelamiento.
Fuente: http://www.infonortedigital.com/portada/opiniones/item/37189-segundas-esposas-en-pie-de-guerra
En la custodia de los hijos el padre es el que sufre más vulneración de derechos
La joven palmera Naira Pérez ha realizado su Trabajo de Fin de Grado sobre ‘Los Derechos Humanos del progenitor no custodio y del menor en los procesos de divorcio y separación’. “Las razones que se observan como causantes de la asignación de custodia exclusiva a la madre, se basan en el mantenimiento de roles sociales anacrónicos y en la existencia de una política de discriminación ultrapositiva”, asegura.
Naira Pérez Rodríguez (Villa de Mazo, 1993) ha realizado su Trabajo de Fin de Grado (TFG) de la carrera de Derecho, que ha cursado en la Universidad de La Laguna, sobre ‘Los Derechos Humanos del progenitor no custodio y del menor en los procesos de divorcio y separación’. “Me centro en la defensa de los derechos vulnerados a los progenitores no custodios (es decir, aquellos que, en caso de régimen de custodia exclusiva, no ostentan la guarda y custodia sino tan solo un derecho de visitas) y a los menores. Sin embargo, en el 76.95% de los casos el progenitor no custodio es el padre, por lo que, en la práctica, podría decirse que defiendo principalmente al padre, si bien es tan solo por una razón estadística que bien podría referirse a la madre en otro contexto estatal”, ha precisado en una entrevista a LA PALMA AHORA.
Esta joven, presidenta de la AEGEE-Tenerife, una de las 243 sedes de la mayor asociación multidisciplinar juvenil de Europa, comenzará en septiembre a preparar las oposiciones a judicatura. “Si todo sale bien, en unos años podré ser juez y espero que la plaza que lleva libre unos años en La Palma me siga esperando”, comenta con ilusión.
La familia, defiende, “es el núcleo esencial de perfección de la sociedad, en el cual todos sus miembros pueden desarrollar libremente su personalidad y fomentar los vínculos de solidaridad para alcanzar una vida ética y moral. Sin embargo, las crisis familiares pueden crear consecuencias emocionales y jurídicas irreversibles: vulneraciones de Derechos Humanos y Fundamentales. Cuando una familia se disgrega, todas sus partículas tienen igual derecho a la protección pública, sobre todo cuando existen hijos comunes, y para ello es necesario respetar la dignidad individual de cada uno de sus miembros. En mi Trabajo de Fin de Grado traté de analizar las numerosas transgresiones de Derechos Humanos y Fundamentales que sufren los progenitores no custodios y los menores cuando se establece un régimen de custodia exclusiva”.
Vulneración de derechos
Al progenitor no custodio, añade, “se le vulneran derechos tan fundamentales como la dignidad, la igualdad, el recurso efectivo ante los tribunales, la presunción de inocencia, la honra, la intimidad familiar, la igualdad en caso de disolución del matrimonio, la protección de la familia, la integridad psíquica y el derecho a la asunción de obligaciones por ambos padres. A los hijos, además de truncársele el proceso de adquisición de identidad que solo puede alcanzar en presencia de ambos progenitores, se le vulneran derechos como el de educación en valores, su interés superior, el libre desarrollo de su personalidad, el derecho a ser oído y el derecho a un nivel de vida adecuado”.
En el 76.95% de las familias con hijos menores, subraya Naira Pérez, “la custodia se otorga de manera exclusiva a la madre, quedando el padre relegado al derecho de visitas, por lo que podemos afirmar que es esta figura la que sufre, en la gran mayoría de los casos, tales transgresiones. El régimen de custodia exclusiva se viene otorgando a la madre prácticamente de manera directa, sin ningún informe que la determine como sobrecualificada ante el padre, mientras que sí se exige informe para el establecimiento de la custodia compartida, lo cual no se entiende porque el menor, excepto en casos específicos, se desarrollará más completamente con ambos padres que con uno solo”. El establecimiento del régimen de custodia exclusiva a favor de la madre, asegura, “se basa en razones de populismo civil y penal, en la visión sesgada que generan los medios de comunicación de las familias, en el mantenimiento de roles sociales anacrónicos para ambos sexos y, por supuesto, en la institucionalización del lobby feminista desnaturalizado respecto a este tema”.
Soluciones para proteger la dignidad
Dice que “la custodia compartida revisable, el fomento de la corresponsabilidad parental y la mediación obligatoria de manera progresiva, principalmente, así como las sanciones civiles y penales ante los incumplimientos en este ámbito (no solo cuantitativos, sino también cualitativos, como la creación de clima adverso en contra del otro progenitor), la creación de instituciones de apoyo gratuitas y la educación cívica en valores, son las únicas soluciones para proteger la dignidad de ambos progenitores y, sobre todo, como sujeto más afectado en estos casos y por la protección superior que merece, eliminar la percepción del menor como posesión y su uso como instrumento, fomentar su percepción como fin último y promover el principio de bienestar superior del menor”.
Encuesta entre 310 personas
Naira llevó a cabo una encuesta con “un formulario totalmente anónimo consistente en 19 cuestiones (generales y sobre las parejas separadas o divorciadas que conocieran) entre 310 personas, cuyo participante medio fue una mujer canaria (si bien participaron personas de todas las comunidades autónomas y de otros países) de 25 años con estudios jurídicos. El 88.39% de la muestra consideró a ambos progenitores igual de capaces para el cuidado de los menores, sin embargo, solo el 30.20% de las custodias de las que eran conocedores se otorgaron en régimen de custodia compartida. El resto de la muestra consideró a la madre como más preparada que el padre para el cuidado de los hijos, basando sus argumentos en vínculos naturales y roles sociales extintos, mientras que los argumentos a favor de la custodia compartida sí que se basaron en fundamentaciones más racionales, como el interés superior del menor (su formación, desarrollo, etc.) y en el derecho que a ambos progenitores ampara de convivir con sus hijos”.
Por otro lado, otro resultado “bastante llamativo”, dice, “se observa al preguntar a los participantes sobre la justicia en la asignación de la custodia. En el 75.93% de los casos en los que se le otorga la custodia exclusiva al padre se hace porque ‘realmente se lo merecía más ya que es mucho más capaz que el otro progenitor’, mientras que solo es así en el 44.87% de los casos en los que se le otorga a la madre, por lo que podemos afirmar que para el padre es mucho más complicado ostentar la custodia exclusiva y tan solo es posible cuando realmente es mucho más capaz que la madre, mientras que la madre recibe esa custodia en más de la mitad de los casos aún siendo igual de capaz que el padre”.
Incumplimientos en la custodia exclusiva
Sostiene que “se observan incumplimientos en el 39.96% de los casos de custodia exclusiva, mientras que solo ocurre en el 10.04% de los casos de custodia compartida y, por otro lado, el 58.39% de la muestra considera que efectivamente en el régimen de custodia exclusiva se vulneran derechos del progenitor no custodio”. Resalta que “las razones que se observan, principalmente, como causantes de la asignación de custodia exclusiva a la madre de manera prácticamente automática, se basan en el mantenimiento de roles sociales anacrónicos y en la existencia de una política de discriminación ultrapositiva”.
Concluye que “el actual sistema de custodia exclusiva, otorgado generalmente a la madre sin una fundamentación más racional que la biológica o los roles sociales anacrónicos, viola los Derechos Fundamentales y Humanos del progenitor no custodio y del menor, por lo que se debe impulsar el régimen de custodia compartida como principal, para poder permitir a todos los niños desarrollarse en igualdad de condiciones”.
Naira quiere cerrar esta entrevista con una frase que reza en parte de la dedicatoria de su TFG. “Aunque esta no sea la opinión común actualmente ni la vía que se está tomando en más del 80% de los casos, ello no significa que no sea la correcta: ‘Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha…’ Miguel de Unamuno, 12/10/1936”.
El coordinador de SOLUCIONA en Vascongadas atribuye a la Ley de Violencia de Género el suicidio de cuatro mil españoles cada año
Por Alberto Lajas Antúnez*.- Hay una realidad que los políticos esconden, y es que cada año se suicidan unos 4000 hombres. Son hombres desesperados a los que la Ley de Violencia de Género encarcela, a quienes se les impide ver a sus hijos y a los que se les estigmatiza de por vida. La Ley de Violencia de Género produce casos de malversación de fondos públicos, ya que hay casos en los que se mantienen las ayudas a la mujer maltratada pese al sobreseimiento del caso denunciado, mientras que se dan otros casos de víctimas de agresiones que no tienen derecho a nada. Esto es un auténtico negocio. No estamos consiguiendo dar una solución real al problema del maltrato, ya que siguen muriendo mujeres. Y también hombres.
El articulo 14 de nuestra Constitución Española afirma que “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Por consiguiente, los “inventores” de esta Ley, al crear un Juzgado de violencia contra la mujer y no contra el hombre, están violando clara y descaradamente este derecho constitucional. Por ello, desde el partido SOLUCIONA en las tres provincias vascas, una de mis metas será la exigencia de responsabilidades con carácter retroactivo a los que crearon y apoyaron esa norma, que está provocando que miles de hombres entren en prisión, o que sean detenidos sin más, como si fueran delincuentes, por el solo hecho de que una mujer interponga una denuncia.
Según el plan integral de Violencia de Género, durante el periodo comprendido entre 2008 y 2012, el presupuesto fue de unos 3.600 millones de euros. Estas cifras revelan la dimensión del ‘chiringuito’ creado a partir de esta injusta y terrible Ley de Violencia de Género. Es indignante y deleznable lo que esta Ley está haciendo con los hombres. De ahí que no podamos permanecer de brazos cruzados. Zapatero se definió, tras ganar las elecciones de 2004, como “feminista radical”. La Ley Integral de Violencia de Género de ese año despoja del derecho a la presunción de inocencia a la mitad de la población española: la masculina, a la que en la práctica se permite detener sin más prueba que la declaración de la supuesta víctima de malos tratos. Por no incidir en que se conculca el artículo 14 de la Constitución, pues considera determinadas acciones como delito si las cometen los hombres, y como falta, si las cometen las mujeres. Así arranca Diego de los Santos su libro «Las mujeres que no amaban a los hombres» (Almuzara), manual de consulta de infinidad de hombres que han sufrido denuncias falsas por parte de sus ex parejas.
La situación actual es aberrante. Miles de hombres encarcelados sin más, por una denuncia de una mujer desalmada, cabreada o enfadada, que conoce bien cómo utilizar este ‘arma’ legal contra su pareja. Y si no la conoce, enseguida el abogado de turno la informará de lo fácil y rápido que es utilizarla. Desde el proyecto SOLUCIONA vamos a trabajar enérgicamente para exigir que esta injusta Ley desaparezca de forma inmediata, y que se indemnice a las victimas que la han tenido que sufrirla. Y qué decir de los pobres niños que se quedan huérfanos y que además son manipulados para que acaben rechazando a su padre, con las mentiras que astutamente suelen utilizar las mujeres sin alma y sin compasión. Esta Ley debe desaparecer, y de ello nos vamos a encargar desde SOLUCIONA en el País Vasco, y después con la colaboración de todos los compañeros del partido de toda España.
*Coordinador del proyecto SOLUCIONA en Vascongadas
¡Escándalo! Beatriz Gimeno pillada huyendo de la la Democracia e imponiendo desigualdad
Beatriz Gimeno, número 4 de Podemos, no quiere hablar del tema. Ella prefiere imponer el tema. Curioso, estando en un partido que presume de democracia y de cercanía con el pueblo, como es Podemos.
Apenas dijo dos palabras para presumir de que tenía muchas seguidoras feministas, empezó a bloquear a todos los usuarios que querían discutirle sus extremistas doctrinas “feministas”.
Cuando se pretendía entablar debate para discutir su extremismo y radicalismo, ella prefirió bloquear a todos los usuarios que se acercaban. Incluso a colectivos. Eliminando todo rastro de democracia de este personaje público político.
Y Pablo Iglesias, alguien a quien en numerosas ocasiones hemos intentado llamar la atención para que se pronuncie en temas de género en medios de comunicación, nunca ha contestado un solo mensaje.
¿Donde queda toda esa democracia que les sale por la boca cuando hablan en televisión? ¿Donde está ese espíritu revolucionario con el que nos cautivó en los comienzos? ¿Donde están las promesas de estar cerca de la gente o de la calle?
¿Que hay detrás de todo este sectarismo?
Sabemos que se trata de una estrategia a nivel global para controlar a la población. Una cortina de humo gigante en el corazón de la sociedad, para que ellos puedan jugar a lo de siempre, sin que les molestemos, para que puedan seguir engañándonos.
No es de extrañar que este mismo fenómeno de discriminación contra el hombre y de ruptura de la familia se esté dando en todo el globo a la vez.
La guerra de sexos, hacer que cada sexo vea como el enemigo al otro sexo, creando opresión y discriminación en ambos bandos a través de los medios de comunicación y la política, es un recurso para controlar a la población de lo más efectivo. Pues somos demasiados, nos damos cuenta de los engaños relativamente rápido y sabemos, que los de ahí arriba, no se están portando del todo bien.
A demás de ser un recurso fácil, es fácil de llevar a cabo, pues mover masas misándricas contra misóginas, prácticamente se hace solo. Sólo es necesario un empujoncito y ya la gente empezará a pelearse.
Esto que nos venden a diario en la televisión no es feminismo. El feminismo ha sido robado. Se está demonizando al hombre con el continuo bombardeo en los telediarios sobre maltratos y muertes de mujeres, cuando la realidad es que mueren igual cantidad de hombres pero sin tener cobertura mediática. Se esta creando una bomba social. Ingeniería social a nivel global.
Muchas feministas auténticas ya se han dado cuenta de esto y se han separado (a mala gana) del movimiento feminista, que ha sido robado por los poderes fácticos. Otras en cambio han sucumbido a vuestra religión del odio.
¡ Tráigannos de vuelta nuestro verdadero feminismo de inmediato !
Toda esta orquesta de manipulación a quien mas afecta es a los jóvenes, esos que van de guais y aun no han desarrollado el sentido crítico de un debate limpio y productivo. Han convertido al falso feminismo en una moda tan adictiva, que hablar de los problemas que sufren los hombres es toda una odisea.
En documentales como “Borrando a Papá” de Argentina y “No te vayas papá” de aquí de España. Se explica en profundidad los prejuicios y la discriminación que sufrimos tanto hombres como hijos y familiares por culpa de este falso feminismo, sus leyes de género y su ideología de género. Pero todo esto está siendo ocultado por los medios de comunicación. Por supuesto los partidos políticos también colaboran.
Feministas auténticas como Prado Esteban y comunidades de mujeres por la igualdad como Círculo Atenea y Artemisas exponen muy bien el problema.
Señora Beatriz Gimeno, usted no es feminista, usted ha robado el feminismo. Como prueba todas las mujeres que están en contra de esta nueva discriminación camuflada como igualdad. Y todas las personas afectadas. Toda la gente a la que los políticos y los medios de comunicación ignoráis. ¡BASTA YA!
¡ No podéis seguir ignorando que nos hemos dado cuenta ! ¡ Sabemos que sabéis que nos hemos dado cuenta ! ¡ Sabemos que nos estáis ignorando deliberadamente !
Hemos visto como se recogían firmas para calificar el feminismo como terrorista. Hemos visto como se cancelaban “misteriosamente” recogidas de firma contra la Ley Hembrista de Género. Hemos visto verdaderos datos de estadísticas. Hemos escuchado testimonios de jueces, psicólogos y otras grandes entidades. Hemos visto como todo político al que le demostramos que nos hemos dado cuenta, sigue censurando, ignorando, bloqueando.
Pero nos hemos dado cuenta.
Desde la primera manifestación del 15M y de Democracia Real Ya. En algún lugar de España. Frente algún edificio oficial. No estábamos acostumbrados a reclamar. Y entonces… alguien grito:
¡ Lo sabemos !
Pero aquí no podemos contarlo todo. Porque la gente no esta preparada. Y porque sabemos que nos cerraréis la página porque no podéis soportar que se sepa la verdad.
Nos han cerrado webs como el ministerio del equilibrio, han suspendido usuarios, han borrado páginas. Incluso a mi, con esa red organizada de reportes me cerraron mi web. Hasta hackers tienen para censurar la verdad.
La ley contra la violencia machista provoca más violencia machista
62 asesinadas por año frente a las 49 del periodo anterior
- Entre 1999 y 2003, sin embargo, la violencia doméstica se cobró 246 víctimas mortales en España.
- Lógico: se trata de una ley injusta contra el varón.
- Las denuncias por violencia de género repuntan el 1,5% en 2014 tras cinco años de caídas.
El 29 de diciembre de 2004 se publicó en el BOE la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, una ley aprobada por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Así que próximamente se cumplen los once años de aprobación de esta norma. Buen momento para recoger cifras.
Según un gráfico de la SER, en 2005 -primer año de vigencia de la Ley- fueron asesinadas 57 mujeres. En 2006, 69. En 2007, 71. En 2008, 76. En 2009, 56. En 2010, 73. En 2011, 61. En 2012, 52. En 2013, 54. Y en 2014, 51. En esos diez años fueron asesinadas un total de 620 mujeres, que dan una cifra de 56,36 cada año.
Sin embargo, entre 1999 y 2003, la violencia doméstica se cobró 246 víctimas mortales en España, según datos del Instituto de la Mujer que recogió El Mundo. Es decir, en cinco años, la media de mujeres asesinadas al año llegó a 49,2, antes de la aprobación de la Ley de Violencia de género.
En cuanto al número de denuncias, El País recoge que tras cinco años de caídas, en 2014 ha llegado el primer repunte. Un total de 126.742 mujeres presentaron una denuncia por maltrato el año pasado, un aumento del 1,5% respecto a 2013.
A la vista de estos datos cabe plantearse la eficacia de la norma socialista…